Que el juego era esperadísimo y que el hype de muchos de nuestros socios estaba por la nubes, no ha hecho más que propiciar que Heat se haya apropiado del centro de nuestra nube de juegos de este mes de enero. Pero, ahora que ya lo hemos probado, ¿realmente se merece el hype que ha generado?

Además de tener un tema llamativo, el hecho de que el juego venga firmado por el mismo autor del Flamme Rouge, el cual también es muy querido por estos lares, ha ayudado a generar el ansia por jugarlo. Y si a esto le sumamos su cuidada estética y las maravillosas ilustraciones de Vincent Dutrait, el resultado no es más que un grado de expectativa muy alto. Cuando algo así ocurre, es fácil que la desilusión campe a sus anchas tras haberse probado el juego. Sin embargo, Heat ha resultado ser un juego de carreras muy interesante. Es fácil de jugar, muy sencillo de explicar y el juego consigue generar mucha tensión, trasladando muy bien a las mecánicas del juego aspectos relativos a las carreras, por ejemplo, como en una carrera real, los coches se agrupan en las curvas y generan rebufo. O que hay que procurar no sobrecalentar el motor, aunque en determinadas ocasiones convenga hacerlo. Y cuidado con ir siempre con la marcha más alta, pues podemos volcar.

Cosas que no nos han gustado tanto es el tamaño exagerado de la caja, pensada tal vez para incorporar expansiones, y el manual. No es que sea el peor manual de la historia, pero su lectura genera muchas dudas. Lo cierto es que muchos juegos cojean en cuanto a la calidad en la redacción de las reglas y es algo que debería cuidarse mucho más.